Maria Beysabel Espinoza Verastegui, hija de familia minera en el departamento de La Paz, en Bolivia, es una de las participantes del Encuentro de comisiones de pastoral familiar de América Latina y el Caribe, que el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) ha organizado del 1º al 6 de octubre.
Desde los 13 años es catequista y dijo a ADN Celam que “siempre he priorizado la educación en la fe en el contexto familiar”. Es teóloga con una maestría en misionología de la Universidad Católica Boliviana.
Desde 2022 colabora en la coordinación de la sección pastoral familiar de la Conferencia Episcopal Boliviana, donde “trabajamos con la bendición de tener un equipo de coordinadores de Pastoral Familiar muy comprometido y desafiador”.
Priorizar a las familias
¿Cómo ha sido el trabajo de la pastoral de familia en Bolivia, cuáles son los logros más importantes y cuáles cree son los mayores desafíos?
“Mi servicio en la coordinación del equipo nacional de pastoral familiar lo realizo escuchando a las familias, intentando unir fuerzas y apoyarnos mutuamente. Logramos que las 18 jurisdicciones tengan un asesor nombrado por el obispo del lugar, hicimos las visitas necesarias para animar donde todavía no hay equipos de pastoral familiar.
También conseguimos un encuentro con los coordinadores nacionales de los movimientos eclesiales de familia, comprometiéndonos en trabajar juntos y no compitiendo por espacios.
Se logró animar un curso para nuevos líderes de pastoral familiar y obtuvimos gran interés que superó las expectativas. Un gran desafío a enfrentar es que encontramos algunas personas (entre obispos, sacerdotes y religiosas) que aún no priorizan el acompañamiento a las familias, nos cuesta convencerlos para que asuman alguna actividad que envuelve a familias.
Las diferencias de mentalidad y formación, en vez de ser reconocidas como enriquecimiento son tomadas como motivo de “competición” que obstaculizan un caminar juntos. Miedo de salir de la estructura parroquial e ir al encuentro de las familias en crisis”.
Un cambio de roles
¿Cuál es la situación actual de la familia en Bolivia?
“Las familias funcionales existen, pero siempre en riesgo porque la sociedad, propone otras alternativas. Desestructuración en gran porcentaje.
Es época de cambios y hay transformaciones en la composición de la familia. La necesidad de ingresos económicos en la mayoría de las familias, la falta de trabajo genera abandono de los padres a los hijos, las mujeres tienen que salir a buscar sustento, dejando el cuidado de los hijos a terceros.
Esa situación, genera un cambio de roles, en el peor de los casos genera violencia y maltrato intrafamiliar. Los grupos vulnerables: niños, mujeres y personas de tercera edad sufren las consecuencias”.
Experiencia de por sí
En tiempos de sinodalidad y sin que esto se convierta en solo un lema, ¿cómo puede aprovechar la pastoral familiar este momento en el que como Iglesia estamos llamados a caminar juntos?
“La familia que está formada en ambiente de fe, de por sí, es sinodal; al tener experiencia en ello, no le cuesta mucho esfuerzo caminar junto a los otros, escucharles y animarnos mutuamente en la comunidad eclesial.
A los equipos de pastoral familiar no les cuesta asumir corresponsablemente las tareas de la parroquia, capilla o diócesis. Aunque notamos también en algunos sectores, que son las mismas familias que siguen fomentando el clericalismo”.
Apoyar la formación
Usted participará en el encuentro del Celam, ¿qué expectativas tiene, cuál será el aporte desde Bolivia?
“Primeramente será una alegría conocerlos, escuchar experiencias y procesos vividos en las conferencias. Animarme personalmente y compartir que en Bolivia, estamos viviendo una experiencia de reanimación de la pastoral familiar que es contagiosa, identificamos algunas urgencias en cuanto a rescate de la identidad y campos de acción y trabajamos en esto.
Deseamos aprovechar los espacios para procurar convenios de apoyo sobre todo en la formación en varios aspectos”.
Dar testimonio
Estamos ante realidades muy complejas sobre todo cuando las ideologías de cualquier tipo llegan para dividir, ¿frente a esta realidad cómo debemos actuar sin ser excluyentes y ser ejemplo de lo que haría Jesús hoy?
“Queremos despertar el corazón misericordioso de la pastoral familiar, la formación y acompañamiento que se tiene todavía no deja entender que esta época de cambios trae realidades no conocidas y difíciles de aceptar.
Debemos ser conscientes de que las ideologías y la transformación en la composición en las familias son una realidad mundial. Como agentes pastorales podemos dialogar y escuchar, también manteniendo lo esencial de la identidad de la pastoral familiar, bajo el modelo de la Sagrada familia.
Esa familia que camina unida, aceptando la misión de cada uno de sus miembros y procurando el bien común. Asumiendo el plan de Dios en un proceso sin prisa ni desmayo, pasando por la cruz y alcanzando la resurrección.
Las ideologías pueden estar presentes, pero como pastoral familiar debemos asumir con firmeza y convicción la educación integral de los hijos, basados en valores humanos. Lo que quede en ellos gracias al testimonio de la propia familia, serán los cimientos que protegerán a las familias en el futuro”.