En la última Conferencia Regional, realizada en el marco de la Asamblea General de Caritas Internationalis, obispos y directores de las 22 cáritas nacionales en América Latina y el Caribe eligieron a Gustavo Rodríguez Vega como nuevo obispo presidente del Secretariado Latinoamericano y Caribeño de Cáritas (SELACC) –más conocido como Cáritas América Latina y el Caribe– para el periodo 2023-2027.
Con motivo de este nuevo nombramiento, Vida Nueva conversa con el también arzobispo de Yucatán y actual vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que durante sus 22 años de ministerio episcopal ha trabajado en diferentes áreas de la Pastoral Social-Cáritas Mexicana. El prelado confía en que su experiencia le permitirá aportar en tres direcciones. Y es que “las problemáticas sociales de México son semejantes a todas las problemáticas sociales que hay en todo Latinoamérica”.
La primera es en el trabajo por la paz, “ya que hay mucha inseguridad y violencia en México y en todos los rincones de Latinoamérica”; la segunda tiene que ver con “el cuidado de la creación, con una ecología integral guiados por ‘Laudato sí’’”; y la tercera con la participación ciudadana y la democracia, “pues estos principios se han visto sumamente amenazados a lo largo y ancho de nuestro continente”. También será importante el trabajo que pueda realizar en torno a los migrantes, pues “todo el contingente de emigrantes que vienen desde Sudamérica y Centroamérica y desde otros países y continentes, llegan hasta acá, y México se vuelve como el gran muro de contención para entrar a los Estados Unidos”.
Migrantes y pobreza
PREGUNTA.- Con su experiencia pastoral, ¿cómo puede apoyar en la atención de las problemáticas relacionadas con la pobreza y la migración?
RESPUESTA.- Casi todos los años, y en los intervalos en que no estaba acá (Cáritas Mexicana) trabajando en esto, trabajaba ya desde el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) o al frente de la Red Clamor para la Migración, el Refugio y Trata de Personas, y en la Red Remam al servicio del cuidado de la creación en Mesoamérica; esas son las experiencias que yo podría aportar. Además, antes de estar en esta Arquidiócesis de Yucatán, que es tan pacífica, fui obispo de Nuevo Laredo en la frontera con los Estados Unidos, así es que conozco de primera mano lo que es la inseguridad, lo que es la violencia que se vive por esos rumbos, de una manera muy intensa, como ahora se vive en tantos lugares de Latinoamérica y el Caribe.
P.- ¿Existen acciones o trabajos iniciados por José Luis Azuaje, anterior presidente de la Cáritas América Latina y el Caribe, a los cuales se les deba dar seguimiento?
R.- De las acciones llevadas a cabo por monseñor José Luis que yo conozco y que me parecen muy importantes, es tener cercanía con el CELAM y con todas las actividades pastorales propias del CELAM; en particular las redes que en los últimos años se han venido fundando: redes pastorales dedicadas al tema de la ecología, de la migración, etcétera. Es muy importante la comunión entre la Cáritas y el CELAM; me tocó la experiencia años atrás de la separación, el ir por caminos distintos, paralelos, entre el CELAM y la Cáritas Latinoamericana, pero con monseñor José Luis, desde que él inició y estaba yo al frente del Departamento de Justicia y Solidaridad, pudimos hacer un trabajo totalmente coordinado en favor de toda la gente de Latinoamérica que trabaja estos temas sociales, y así pudieron sentirse bien atendidos, comprendidos y organizados en esa colaboración estrecha entre la Cáritas y las pastorales que emanan del CELAM.
Tomado de VIDA NUEVA DIGITAL