Será en las iglesias particulares donde será posible que esa semilla que estará siendo plantada con el Documento de Síntesis, germine, brote y crezca
Encontrar para este tiempo de espera activa, mecanismos que hagan posible el intercambio en el debate, inclusive entre continentes
Una voz que se hace presente cuando menos se espera, donde uno menos se imagina y en quien no siempre fue escuchado.
Cuidar la semilla es fundamental para que germine y ese es el gran desafío de los próximos 11 meses. En ese tiempo de embarazo, de espera activa, que el padre Timothy Radcliffe apuntaba al inicio de una semana que es de gran importancia para que el actual proceso sinodal llegue a buen puerto, para que la Iglesia sea más sinodal, para que la sinodalidad se concrete, es decisivo encontrar la manera de hacerlo.
Trabajo en las iglesias particulares
La sinodalidad es caminar juntos y para eso es fundamental encontrar el rumbo común, algo que no es fácil cuando hablamos de la Iglesia católica, que es universal, que se encarna en realidades y culturas de lo más variado. Será en las iglesias particulares donde será posible que esa semilla que estará siendo plantada con el Documento de Síntesis, germine, brote y crezca. Es verdad que para eso es importante la fuerza del Espíritu, pero también es verdad que el cuidado del labrador no puede ser ignorado.
En este momento histórico que nos ha tocado vivir somos los labradores, y es necesario usar las herramientas de las que disponemos, los fertilizantes necesarios, para poder producir el ciento por uno. Esos son los elementos que tienen que estar presentes en el Documento de Síntesis que la Asamblea Sinodal elaborará y que será dado a conocer este sábado 28 de octubre cuando finalicen los trabajos iniciados el día 4.
Palabras positivas y de esperanza
Muchos de los que están dentro del Aula Pablo VI han destacado que esta ha sido una asamblea sinodal diferente, y eso por el método de la conversación en el Espíritu que ha sido usado como camino para el discernimiento, un tiempo de “palabras positivas, palabras de esperanza”, según el padre Radcliffe, que las definió como “semillas que se siembran en la tierra de la Iglesia”. Palabras que no se pueden echar en saco roto, que tienen que hacer su trabajo en todo bautizado, pero también en toda la Iglesia, pues solo así darán su fruto.
Un Documento de Síntesis que debería apuntar de forma clara y explícita por donde caminar, los temas a profundizar, bien sea porque hay consenso en que se profundice en ellos, bien sea porque generan debate y división. Igualmente es decisivo, si se quiere avanzar en una Iglesia sinodal, encontrar para este tiempo de espera activa, mecanismos que hagan posible el intercambio en el debate, inclusive entre continentes. A final de cuentas, las decisiones serán apuntadas por el conjunto de la Asamblea Sinodal, y en la medida en que se haya avanzado previamente, el proceso de discernimiento comunitario será más fácil.
Es tiempo de reflexión, de descubrir los signos del Amor de Dios en este momento de la historia. Es momento de espera por ese Dios que viene a nuestro encuentro, y para eso es decisivo afinar los sentidos, estar en la sintonía adecuada que permita sintonizar y así escuchar su voz de manera afinada. Una voz que se hace presente cuando menos se espera, donde uno menos se imagina y en quien no siempre fue escuchado. Es cuestión de estar abierto a esa voz de Dios que nos habla susurrando, en lo pequeño, en los vulnerables. Seamos buenos labradores para cuidar la semilla que Dios nos ha confiado.