El Papa encomienda a Mons. Fernández “custodiar la enseñanza que brota de la fe para dar razón de nuestra esperanza”.

“Como nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe te encomiendo una tarea que considero muy valiosa. Tiene como finalidad central custodiar la enseñanza que brota de la fe para dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan”. Así inicia la carta que el Papa Francisco le dirige a Mons. Víctor Manuel Fernández, la cual ha sido dada a conocer por la Sala Stampa el mismo día en el que se anuncia su nombramiento como sucesor del Card. Luis Francisco Ladaria.

En la misiva, Francisco le advierte a Fernández, con franqueza, que el Dicasterio que presidirás en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales”, señalando que “fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles errores doctrinales”. Ante esto, añade: “Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente”.

Al valorar las capacidades de ‘Tucho’ Fernández –como se le conoce al prelado argentino–, al Papa Francisco le sobran razones para confiar en su liderazgo para dar pasos significativos en el diálogo entre el saber teológico y la vida del santo Pueblo de Dios: “fuiste decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires, presidente de la Sociedad Argentina de Teología y sos presidente de la Comisión de Fe y Cultura del Episcopado argentino, en todos los casos votado por tus pares, quienes de ese modo han valorado tu carisma teológico. Como rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina alentaste una sana integración del saber. Por otra parte, fuiste párroco de Santa Teresita y hasta ahora arzobispo de La Plata”.

Guardar la fe

En la carta, Bergoglio es explícito al pedirle al nuevo Prefecto que dedique su empeño personal de modo más directo “a la finalidad principal del Dicasterio que es guardar la fe”, toda vez que “para las cuestiones disciplinarias –relacionadas en especial con los abusos de menores– recientemente se ha creado una Sección específica con profesionales muy competentes”.

A continuación, el Papa apela a su propio magisterio, a partir de sus exhortaciones apostólicas Evangelii gaudium Gaudete et exsultate, de su carta encíclica Laudato Si’, y del motu proprio Fidem servae, para delinea algunos elementos fundamentales relacionados con la misión del nuevo Prefecto:

  • Aumentar la inteligencia y la transmisión de la fe al servicio de la evangelización, de modo que su luz sea criterio para comprender el significado de la existencia, sobre todo frente a las preguntas que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad” (FS, introducción).
  • Entrar en conversación con “el contexto actual en lo que tiene de inédito para la historia de la humanidad” (LS, 17).
  • La Iglesia “necesita crecer en su interpretación de la Palabra revelada y en su comprensión de la verdad” (EG, 40) sin que esto implique imponer un único modo de expresarla.
  • “Las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral, si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor, también pueden hacer crecer a la Iglesia” (EG, 40). Este crecimiento armonioso preservará la doctrina cristiana más eficazmente que cualquier mecanismo de control.
  • Es bueno que tu tarea exprese que la Iglesia “alienta el carisma de los teólogos y su esfuerzo por la investigación teológica” con tal que “no se contenten con una teología de escritorio” (EG, 132), con “una lógica fría y dura que busca dominarlo todo” (EG, 39). Siempre será cierto que la realidad es superior a la idea.
  • Necesitamos que la teología esté atenta a un criterio fundamental: considerar “inadecuada cualquier concepción teológica que en último término ponga en duda la omnipotencia de Dios y, en especial, su misericordia” (Comisión Teológica Internacional, La esperanza de salvación para los niños que mueren sin bautismo, 2017).
  • Nos hace falta un pensamiento que sepa presentar de modo convincente un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno. Esto ocurre si “el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario” (EG, 35).
  • El mayor peligro se produce cuando las cuestiones secundarias terminan ensombreciendo las centrales.

De cara a estas premisas, el Papa pide al Mons. Fernández “un especial cuidado para verificar que los documentos del propio Dicasterio y de los demás tengan un adecuado sustento teológico, sean coherentes con el rico humus de la enseñanza perenne de la Iglesia y a la vez acojan el Magisterio reciente”.

Con la invocación a la Virgen María para que “te proteja y te cuide en esta nueva misión”, el Papa concluye su carta pidiéndole a ‘Tucho’ Fernández: “no dejes de rezar por mí”.

Tomado de ADN CELAM

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