El Papa Francisco agradece en su mensaje a cuantos se unen al Family Global Compact y los invita a dedicarse, “con creatividad y confianza, a todo lo que puede ayudar a colocar la familia en el corazón de nuestro compromiso pastoral y social”.
“Deseo apoyar el Family Global Compact, un programa compartido de acciones dirigido a entablar un diálogo entre la pastoral familiar y los centros de estudio e investigación sobre la familia presentes en las universidades católicas de todo el mundo”
Esta es la intención del Papa Francisco ya declarada en la exhortación apostólica Amoris laetitia. El Santo Padre reitera sus deseos en un mensaje firmado en San Juan de Letrán el pasado 13 de mayo para el lanzamiento de la iniciativa promovida por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales.
Investigación y pastoral juntas por una cultura de la familia
El objetivo del Family Global Compact, un Pacto mundial por la familia, es, pues, favorecer la sinergia entre las trayectorias vitales y los estudios académicos. De hecho, el Pontífice explica el motivo:
“Juntos, universidades católicas y pastoral, pueden promover mejor una cultura de la familia y de la vida que, a partir de la realidad, ayude a las nuevas generaciones – en este tiempo de incertidumbre y de falta de esperanza – a valorar el matrimonio, la vida familiar con sus recursos y sus desafíos, y la belleza de generar y custodiar la vida humana”
El contexto actual de las relaciones familiares
Las universidades – prosigue Francisco – tienen la tarea de profundizar en los diversos aspectos de la institución familiar para sostener hoy su “importancia efectiva”, en el pensamiento y en la acción. Y traza un cuadro de la situación actual:
A partir de los estudios realizados se constata un contexto de crisis de las relaciones familiares, alimentado tanto por las dificultades contingentes como por los obstáculos estructurales, lo que hace más difícil formar serenamente una familia si faltan los respaldos adecuados por parte de la sociedad.
“Por esto también muchos jóvenes rechazan la decisión del matrimonio inclinándose por relaciones afectivas más inestables e informales. Las investigaciones, sin embargo, ponen también de manifiesto cómo la familia sigue siendo la fuente prioritaria de la vida social y muestran la existencia de buenas prácticas que merecen ser compartidas y difundidas globalmente”
No podemos resignarnos al declive de la familia
“El Family Global Compact – señala el Papa en su mensaje – en efecto, no quiere ser un programa estático, cuya finalidad es cristalizar algunas ideas, sino un camino, articulado en cuatro pasos”.
El primero se refiere al fomento del diálogo entre los centros universitarios de investigación que se ocupan de cuestiones familiares. El segundo pretende promover la relación entre las universidades católicas y las comunidades cristianas. El objetivo del tercer paso es fomentar “la cultura de la familia y de la vida en la sociedad”, de la que también obtener propuestas útiles para las políticas públicas. Por último, el cuarto paso pretende:
“Armonizar y sostener, una vez que hayan sido individuadas, las propuestas planteadas, para que el servicio a la familia se enriquezca y sea sostenido en sus facetas espiritual, pastoral, cultural, jurídica, política, económica y social”
El Papa subraya la responsabilidad de la Iglesia:
En la familia se realizan gran parte de los sueños de Dios sobre la comunidad humana. Por ello no podemos resignarnos a su declive a causa de la incertidumbre, del individualismo y del consumismo, que plantean un futuro de individuos que piensan en sí mismos.
“No podemos ser indiferentes al futuro de la familia, comunidad de vida y de amor, alianza insustituible e indisoluble entre el hombre y la mujer, lugar de encuentro entre generaciones, esperanza de la sociedad”
Una familia sana es buena para todos
Francisco concluye con una consideración: “La familia – recordémoslo –tiene efectos positivos sobre todos, en cuanto es generadora del bien común”, y es toda la comunidad eclesial y civil, por tanto, la que goza de la presencia de familias sanas que el Papa define como “una riqueza irremplazable”.
Tomado de Vatican News