“Es indudable que el texto conciliar, la Constitución S.C. es de un equilibrio absoluto entre la tradición y la novedad”
“No deja de sorprender que tanto consenso al principio y en el tiempo conciliar, haya provocado en el post-concilio tantas querellas litúrgicas que llegan hasta ahora”
“Y gracias a la liturgia se delimita más aún ese espacio problemático entre lo que es sagrado y lo que es profano”
I.- Introducción:
Hace dos semanas, estando entretenido con la herramienta sinodal que denominan Instrumentum laboris, me acaeció un hecho no sabiendo por qué o por quién, llámese el azar, la Providencia, el destino o la simple necesidad. Dos adquisiciones de libros, casi de manera simultánea, me hicieron cambiar la mirada y hasta el paso, como si fuera en desfile o cabalgata.
Primero fue la compra, en librería diocesana, del V. Iº del Comentario teológico a los documentos del Concilio Vaticano II, editado por la BAC este mismo año, que se inicia con la Constitución conciliar sobre La Sagrada Liturgia. Horas después fue el regalo de mi amigo-pariente José María Méndez-Castrillón y Fontanilla, registrador de la propiedad, al que de manera enigmática (M-C) cité en mi segundo artículo sobre Instrumentum laboris. Su regalo fue de un libro titulado en letras grandes Vaticano II, correspondiendo el libro al volumen dedicado específicamente a La Liturgia, editado por Taurus en el ya lejano año de 1969.
De haber sabido mi amigo –así me lo confirmó después- que el libro era sobre Liturgia, no me lo hubiese regalado, sin duda por la idea equivocada de que la Liturgia es más asunto de curas, de ceremonieros, de maestros de ceremonias que de laicos, lo cual parece confirmarse en los números 15, 16 y 17 de la Constitución Sacrosanctum Concilium, con la referencia a seminarios, casas religiosas de estudios y clérigos. Por cierto que es asombrosa la precisión de los ceremonieros vaticanos y pontificios para ocultar sus pantalones, siendo muy precisa la largura de la sotana: ni un centímetro de más ni un centímetro de menos. ¡Qué arte! El mismo que monseñor Edgar Peña con su sotana, sustituto de la Secretaría de Estado, el amigo de Becciu.
Y estoy convencido que mi amigo-pariente no ignora que es liturgista de profesión, aunque de otro tipo, pues es registrador de la propiedad, profesión en la que los libros registrales son tan sagrados, casi, como los litúrgicos, y teniendo en cuenta que los llamados principios hipotecarios son, casi, divinos, siendo ese el caso, por ejemplo, del principio de rogación (el de la súplica) o el principio de la fe (la pública).
II.- El artículo sobre Liturgia de Jesús Aguirre:
El libro de 1969 se inicia con una presentación a cargo de Jesús Aguirre, no sé si cura aún o ya ex cura, y libro que concluye con un interesante artículo del fraile dominico y perito conciliar, el P. Yves Congar, sobre La situación de lo “sagrado” en régimen cristiano. En mitad del libro hay unos excelentes textos del abate Pierre Colin sobre El simbolismo en la cultura contemporánea, y sobre La comprensión del simbolismo litúrgico.
A diferencia de Manuel Vicent, que hasta escribió un libro para reírse del Duque de Alba, que tituló Aguirre, el magnífico, llamándole pícaro y hasta trepa ejemplar, al Duque de Alba, hoy enterrado en el Panteón de los Alba en el municipio madrileño de Loeches, siempre leí con interés. E interesantes fueron las reflexiones de don Jesús sobre la Liturgia, de finales de los años sesenta, mucho antes de sus “perifollos” ejecutados a finales de la década posterior. Así, en el libro de 1969, escribió Aguirre, clérigo aún o ya no, cosas tan sensatas como las siguientes:
–“Es en la Constitución Sacrosanctum Concilium donde se otorga a la Liturgia, de hecho y de derecho, plena validez de disciplina teológica autónoma”.
–“En el llamado “movimiento litúrgico” surgido y desarrollado pre/conciliarmente en la segunda y tercera década de nuestro siglo (XX), se propugna, en oposición a la individualista (“burguesa”) piedad ambiente, una oración comunitaria”.
–Y en referencia al uso litúrgico de las lenguas vernáculas, dialogando la teología con las ciencias del presente tiempo, escribió de la “confrontación de la liturgia con la moderna lingüística”, algo muy propio de seguidor acérrimo de los de la Escuela de Frankfurt, como Walter Benjamin, y también del más antiguo Ferdinand de Saussure, padre de la lingüística estructural, muerto en 1913.
III.- Importancia de la Liturgia en lo teológico y pastoral:
Por ser tan importante la Liturgia, desde lo teológico y pastoral como el Concilio mismo, es coherente que en la Constitución Sacrosanctum Concilium se escriba: “La liturgia, por medio de la cual se ejerce la obra de nuestra redención, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía, contribuye mucho a que loas fieles, en su vida, expresen y manifiesten a los demás el misterio de Cristo y la naturaleza genuina de la verdadera Iglesia”.
Líneas después se lee en la misma Constitución conciliar de 4 de diciembre de 1963: “Toda celebración litúrgica, como obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia con el mismo título y en el mismo grado no iguala ninguna otra acción de la Iglesia. Y en el número 1082 del Catecismo se proclama: “En la liturgia de la Iglesia, la bendición divina es plenamente revelada y comunicada”, y en el número 1085 se reza: “En la liturgia de la Iglesia, Cristo significa y realiza principalmente su misterio pascual”.
Son muy interesantes teológicamente y de lectura recomendada los números 1077 a 1109 del Catecismo, todos bajo el artículo titulado:”La Liturgia, Obra de la Santísima Trinidad”.
Benedicto XVI, autor de Summorum Pontificum, en el texto de 2012, Mi concilio Vaticano II, señaló que entre las cuestiones centrales abordadas por el concilio y de la máxima importancia, destacaron dos: la liturgia y la libertad religiosa, produciéndose una continuación del movimiento litúrgico lanzado por San Pío X a principios del siglo XX. Y ¡atención! que también añadió: “La prohibición del antiguo misal fue un error”.
Es indudable que el texto conciliar, la Constitución S.C. es de un equilibrio absoluto entre la tradición y la novedad, debiendo matizarse lo de la Tradición que procede del verbo latino tradere que es transmisión; tradición que es transmisión, y sin que eso tenga que ver con la roña conservadora o las caricaturas rituales de antaño, de antes del Concilio. Una liturgia que es dialéctica entre lo oculto, misterioso, y lo que se revela, y ante un pueblo presente y que interviene (acción pública y participativa), siendo ministros, no sólo los presbíteros consagrados, sino todo el pueblo de Dios. ¿Se habrá, acaso, olvidado que el actor principal de los actos de culto es Cristo mismo?
Lo escribe el P. Congar O.P en el libro ya indicado de 1969: “Sacrosanctum Concilium es el único documento de cuantos redactaron las comisiones pontificias preparatorias que aceptó y promulgó el Concilio sin introducir ningún retoque sustancial”.
No deja de sorprender que tanto consenso al principio y en el tiempo conciliar, haya provocado en el post-concilio tantas querellas litúrgicas que llegan hasta ahora. Respuesta a esas querellas litúrgicas habrá de considerarse “La Carta apostólica en forma de Motu Proprio del Sumo Pontífice Francisco” o “Traditionis Custodes”, de 16 de julio de 2021, seguido de la Responsa ad dubia de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de 4 de diciembre del mismo año.
Y procede destacar las complicaciones litúrgicas postconciliares surgidas por iniciativas del Consilium ad exequendam constitutionem de Sacra Liturgia, nombrado por San Pablo VI, para desarrollo de la Constitución conciliar. Se culpó de desarreglos litúrgicos a ese Consilium y a su Secretario monseñor Annibale Bugnini, estando presidido el inicial Consilium por el Cardenal Lercaro. Bugnini fue calificado de masón por sus muchos enemigos, muy extremistas. No se sabe aún la causa por la que Pablo VI, en 1976, designó a Bugnini Pro-nuncio apostólico en Irán, quitándole así de en medio y enviándole lejos. El Pro/nuncio presentó las credenciales cartas al Sha de Persia en el Palacio de Niavaran en Teheran y fue testigo desde la Nunciatura persa de la posterior revolución de los ayatolás, clérigos del chiismo mahometano.
A modo de paréntesis señalo que es llamativo lo fácil que resulta a extremistas, generalmente de derechas, descalificar a otros, católicos destacados, con acusaciones no probadas de pertenecer a la Masonería. Lo de Bugnini me recordó que hace horas me topé con un personaje extremista en la calle, con hinchazón de sentimiento religioso como siempre, el cual, al verme con un determinado periódico madrileño bajo el brazo, descalificó al periódico por estar hecho por masones, tranquilizándole al decir que también miro las fotos o estampas de Alfa y Omega, no sabiendo si es suplemento o complemento.
IV.- Del derecho litúrgico:
Mas la liturgia es también un asunto jurídico primordial; hay en ella eso que se llama derecho litúrgico. Por ello el libro IV del Código de Derecho Canónico lleva por título: DE LA FUNCIÓN DE SANTIFICAR DE LA IGLESIA. El primer artículo, que es el 834 dispone: “La Iglesia cumple la función de santificar de modo peculiar a través de la sagrada liturgia, que con razón se considera como el ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo, en la cual se significa la santificación de los hombres por signos sensibles y se realiza según la manera propia a cada uno de ellos, al par que se ejerce íntegro el culto público a Dios por parte del Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la cabeza y los miembros”.
Y función de santificar a cargo de obispos, de presbíteros consagrados y del sacerdocio común de los fieles. Una de las partes, la primera, del libro IV se titula De sacramentis, tan de signos, de semiótica.
V.- Liturgia: Filosofía y Antropología:
La liturgia es, además, muy importante desde la filosofía y la antropología. Escribe el P. Congar: “La liturgia es por excelencia el reino de los signos, palabras, cosas y gestos. Por lo mismo supone ciertas cualidades en el hombre, particularmente cierta sensibilidad para captar el lenguaje de los gestos y de las cosas y lo que éstos quieren decirnos por encima de su sentido literal; la liturgia presupone una antropología”.
Y gracias a la liturgia se delimita más aún ese espacio problemático entre lo que es sagrado y lo que es profano. Eso que los franceses llaman Le sacré y sobre lo que dan tantas vueltas, preocupados, Émile Durkheim, Yves Congar, Jean Pierre Dupuy y hasta Roger Caillois, que fue el que hizo conocer a Borges en Europa y al que sucedió en la Academia francesa la imponente Marguerite Yourcenar. A eso también dedicaremos la 2ª Parte.
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