Aunque entró en vigor en junio de 2022, se ha cumplido ya -el 19 de marzo- un año de la firma por parte del papa Francisco de la constitución apostólica Praedicate evangelium (PE), la esperada reforma de la Curia para la que puso a trabajar, poco después de ser elegido Papa, a un inédito Consejo de Cardenales. Un año después, ¿se notan los cambios emanados de ese texto programático? ¿Hay dificultades en su implementación? ¿Se perciben aquellas resistencias con las que desde algunos sectores se saludaba su puesta en práctica? Aunque entró en vigor en junio de 2022, se ha cumplido ya -el 19 de marzo- un año de la firma por parte del papa Francisco de la constitución apostólica Praedicate evangelium(PE), la esperada reforma de la Curia para la que puso a trabajar, poco después de ser elegido Papa, a un inédito Consejo de Cardenales. Un año después, ¿se notan los cambios emanados de ese texto programático? ¿Hay dificultades en su implementación? ¿Se perciben aquellas resistencias con las que desde algunos sectores se saludaba su puesta en práctica? “Un año después de su publicación, el proceso de reforma está lejos de terminar”, según señala el portal Katholisch en un interesante análisis sobre el que considera “el proyecto más complejo y más largo de los 10 años de pontificado del Papa Francisco”. En todo caso, el análisis parte de que esta reforma es un proceso que sigue en marcha y señala en este sentido que “aún está pendiente el ‘regolamento’ con los formularios prácticos para las autoridades individuales, los requisitos para los distintos grupos de personal, incluidos los planes de puestos y grupos salariales. Y es probable que su implementación en la Curia y en sus relaciones con las Iglesias locales y sus obispos lleve aún más tiempo”. Reducción de dicasterios “A primera vista, PE ha cambiado poco en el trabajo y las responsabilidades de la mayoría de los departamentos. El aparato ha sido algo modernizado y simplificado. El número de ‘ministerios’, que ahora se denominan uniformemente dicasterios, se ha reducido de 21 a 16 ahora”. Para Katholisch, “en algunas áreas, sin embargo, los cambios fueron más profundos”, señalando en este aspecto la reforma realizada en “las nueve instituciones de medios del Vaticano” que “se reunieron bajo un mismo techo y se reorganizaron por completo: para tener mejor en cuenta el mundo de los medios modernos con su convergencia digital, el mercado y el usuario de hoy”. En este sentido, se subraya que “los medios de información del Papa funcionan hoy más eficientemente que hace unos años, la gama de información es más creativa y también es utilizada más intensamente por los medios seculares”. Destaca también el cambio operado en el aspecto económico y financiero. “Esta área [que ha sido ocupada por los españoles Juan Antonio Guerrero y Maximino Caballero] también está en un buen punto: en lugar de muchos presupuestos individuales inmanejables, los fondos y gastos, los balances y los planes presupuestarios se han centralizado. Al mismo tiempo, Francisco ordenó a las autoridades implementar estrictas medidas de austeridad y establecer reglas estrictas para licitaciones y adjudicaciones de contratos. Sin embargo, esto aumenta el esfuerzo administrativo, requiere nuevos canales oficiales y conduce a una burocracia significativamente mayor. Pero se dice que los tiempos en que los acuerdos con contratistas externos se hacían simplemente con un apretón de manos ya pasaron”. Mayor cooperación entre la Curia Otro aspecto destacado buscado con esta reforma es el de la cooperación dentro de la Curia para "promover una mayor coherencia y transparencia en el trabajo de la Curia", para "discutir juntos los planes de trabajo de las instituciones individuales y su implementación, con el fin de coordinar su trabajo para intercambiar información". “Para el Papa -señala la información-, más importante que nuevas estructuras y canales oficiales más eficientes, es una nueva mentalidad entre sus empleados, un nuevo estilo de trabajo en la Curia y en el trato con las Iglesias locales. Un hilo común que recorre toda la constitución es el llamamiento a una cooperación más estrecha, a la coordinación y al diálogo, al servicio y apoyo de las autoridades romanas a los obispos locales”. Tomado de Religión Digital