CON UN CONSEJERO ESPIRITUAL

Es por nuestra vida y por nuestro ministerio. Muchos le pedimos a Dios encontrar quién nos ayude a conseguir respuestas a diversas dificultades espirituales personales y nos acompañe a ser pastores santos. ¿También, Vd.?

Estamos llamados a ser santos y a ayudar a que otros sean santos. Por una parte, necesitamos encontrar consejeros espirituales para lograrlo (Cf. PO, 12) y, por otra parte, somos enviados a dar consejo espiritual a otros. Es una necesidad nuestra y una gran tarea en nuestro ministerio. ¿Verdad?

La Iglesia, en el Directorio para el ministerio y vida de los presbíteros y en el Vademécum para confesores y directores espirituales, nos ayuda a reflexionar sobre la dirección espiritual y nos llama a dar pasos para aprovecharla: “Para contribuir a mejorar su propia vida espiritual, es necesario que los mismos presbíteros practiquen la dirección espiritual, porque «con la ayuda de la dirección o el consejo espiritual […] es más fácil discernir la acción del Espíritu Santo en la vida de cada uno. Al poner la formación de sus almas en las manos de un hermano sabio —instrumento del Espíritu Santo—, madurarán desde los primeros pasos de su ministerio la conciencia de la importancia de no caminar solos por el camino de la vida espiritual y del empeño pastoral.”

Y para nuestro ministerio nos recuerda: “De manera paralela al sacramento de la Reconciliación, el presbítero no dejará de ejercer el ministerio de la dirección espiritual. El descubrimiento y la difusión de esta práctica, también en momentos distintos de la administración de la Penitencia, es un beneficio grande para la Iglesia en el tiempo presente. La actitud generosa y activa de los presbíteros al practicarla constituye también una ocasión importante para reconocer y sostener las vocaciones al sacerdocio y a las distintas formas de vida consagrada.”

Necesitamos ese compartir de vida y de discernimiento en el Espíritu para crecer espiritualmente, comprendiendo la voluntad de Dios sobre nuestra propia persona y dando pasos para corresponderle siguiéndolo, amándolo y sirviéndolo como Él quiere. Todos lo necesitamos para aprovechar las especiales gracias de Dios y para superar las dificultades y resistencias que suelen presentarse en nuestra vida.

Sigamos pidiéndoselo a Dios y decidiéndonos a elegir libremente el consejero espiritual que nos pueda ayudar. Compartamos con otro hermano sacerdote sobre este medio importante para el crecimiento espiritual.

Compartir

Suscríbete a nuestro boletín

Últmos Articulos