Nació el 12 de septiembre de 1851 en Marsella (Francia). Recibió el sacramento del Orden Sacerdotal en Marsella el 10 de junio de 1876. Inauguró la casa “Le Sainte Famille” para niñas que más tarde confió a las religiosas de la orden de la presentación de Tours. En diciembre de 1891, el vicario general arquidiocesano pidió a Fouque que atendiera a los abandonados y a los huérfanos. El 3 de octubre de 1892, después de una misa en Notre-Dame-de-la-Garde, creó, en la calle Villa Paradis, la primera cuna de La Infancia Abandonada, trasladada en 1894 al barrio de Santa Ana, bajo el nombre de Casa de los Santos Ángeles Guardianes y confiada a las Hijas de la Caridad.
En 1903 ayudó a establecer una casa para niñas y también un hogar para trabajadoras domésticas pobres en Marsella. En 1903 reabrió también el antiguo internado de las Damas de la Doctrina Cristiana, mientras que en 1905 -en el antiguo convento de las Sacramentinas del Prado- creó
“L’ oeuvre de Salette” para ancianos y enfermos. Más tarde, el 27 de noviembre de 1913, fundó “Le travail de l’ enfance” en Saint-Tronc, que más tarde confió a la dirección de los Sacerdotes de Saint Pierre ès Liens de l’abbé Fissiaux.
Entre 1914 y 1918 -con el estallido de la Primera Guerra Mundial- atendió a los heridos y desplazados. Después de la guerra no contaba con recursos financieros, pero decidió apelar a los médicos para que atendieran a aquellos desamparados que no tuvieran el dinero para solicitar sus servicios. Algunos médicos estuvieron de acuerdo. Fouque decidió entonces establecer alguna institución que asegurara un mejor tratamiento para los más pobres. Pidió a industriales y comerciantes que ayudaran a financiar esta empresa, que se convirtió en la base de su idea de 1919 de crear un hospital grande y gratuito para los pobres en Marsella. Algunas personas lo apoyaron en este proyecto ofreciendo la ayuda financiera necesaria para lograr que el 20 de marzo de 1921 se inaugurara el Hospital Saint-Joseph.
Murió en olor de santidad, muchos lo llaman el San Vicente de Paúl de Marsella. Fue beatificado el 30 de septiembre de 2018, por el papa Francisco.