SAN ENRIQUE DE OSSÓ

Nació en Vinebre, cerca de Tortosa, el año 1840. A los catorce años, al morir su madre, Enrique huyó a la montaña de Montserrat (Barcelona) con el deseo de hacerse ermitaño; pero pronto, disuadido por su hermano mayor, abandonó aquel lugar e ingresó en el Seminario de Tortosa (Tarragona), estudiando Teología en el de Barcelona desde 1863 a 1866 y siendo ordenado sacerdote en Tortosa el 21 de septiembre de 1867. Celebró su primera misa en el Santuario de Montserrat el 6 de octubre y se incorporó inmediatamente a las tareas de profesor de Matemáticas y Física en el Seminario tortosino. Esta docencia no le impidió dedicarse a su gran pasión, la catequesis, organizando en 1871 una escuela de catecismo en las parroquias de Tortosa y escribiendo una Guía práctica del catequista para auxilio en su labor. Comenzó así su labor de escritor, destinada siempre a promover la piedad católica y las doctrinas de la Iglesia, imbuido del espíritu de santa Teresa de Jesús, cuyos escritos fueron desde su juventud su norma de vida.

Para la formación cristiana de los jóvenes creó varias asociaciones: en 1871 fundó la Pía Asociación de la Purísima con jóvenes labradores. Entre 1873 y 1876 creó la Asociación de Hijas de María Inmaculada y Santa Teresa de Jesús, el Rebañito del Niño Jesús y la Hermandad Josefina para promover la vida espiritual de sus asociados y ayudarlos en su apostolado. Con la misma finalidad comenzó en 1871 la publicación del semanario “El amigo del pueblo” -suprimido por el gobierno al año siguiente- al que siguió inmediatamente la revista mensual “Santa Teresa de Jesús”, de la que fue hasta su muerte director y principal redactor.

Con la ayuda de Teresa Blanch, el 23 de junio de 1876 fundó en Tarragona la Compañía de Santa Teresa, instituto religioso femenino dedicado a la enseñanza, que en vida del fundador se extendió por España, Portugal, México y Uruguay. 

El 2 de enero de 1896 marchó al desierto carmelitano de Las Palmas (Castellón), y de allí al Convento franciscano de Gilet (Valencia), donde murió días después en absoluta soledad, a consecuencia de un derrame cerebral.  Beatificado en 1979 y canonizado en 1993 por el Papa Juan Pablo II.

Compartir