Nació el 17 de enero del 1842 en la pequeña ciudad de Korczyna, cerca de Krosno al pie de los montes Cárpatos.
Fue ordenado sacerdote el 17 de julio de 1864. Trabajó en la parroquia de Sambor durante año y medio y luego fue enviado a Roma (1866-1868) donde estudió a la vez en dos universidades.
Deseando realizar el ideal de “sacerdote y Polaco, que trabaja con devoción por su pueblo”, el sacerdote Pelczar no limitaba su actividad al campo de la ciencia, sino también al trabajo social y caritativo. Fue miembro activo de la Asociación de san Vicente de Paúl y de la Asociación de la Educación Popular. Fundó numerosas salas de lectura y bibliotecas. Esta Asociación promovió numerosas charlas gratis, editó y distribuyó entre el pueblo más de cien mil libros y abrió una escuela para las empleadas del servicio doméstico. En 1891, por iniciativa suya, se creó “La Fraternidad de la Inmaculada Virgen María, Reina de Polonia”, que además de los fines religiosos tenía una dimensión social: se ocupaba de la protección de los artesanos, de los pobres, de los huérfanos y empleadas del servicio doméstico (de las empleadas enfermas y las que no tenían trabajo). Viendo en los problemas de su tiempo, un signo de la voluntad de Dios, fundó en el año 1894, en Cracovia, la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, siendo su fin la proclamación del Reino del Amor del Sagrado Corazón de Jesús. Fue su deseo que las Hermanas fueran signo e instrumento de este amor para con las jóvenes, enfermos y todos los que necesitasen cualquier tipo de ayuda. En 1900, fue designado Obispo de la diócesis de Przemy. Durante los 25 años de su ministerio episcopal, se dio a conocer como un valiente pastor, celoso por el bien de las almas a él confiadas. A pesar de su debilitada salud, Mons. Pelczar seguía desempeñando actividades religiosas y sociales. Para animar a los fieles a mantener y renovar la fe, visitaba frecuentemente las parroquias, se preocupaba además por la dimensión moral e intelectual del clero, dando a la vez ejemplo de una profunda piedad que se expresaba en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la Madre de Dios. Tenía gran devoción al Santísimo Sacramento e invitaba a los fieles a participar en las celebraciones eucarísticas. Gracias a sus diligencias, aumentó el número de nuevas iglesias y capillas, también fueron restaurados muchos templos. Realizó tres sínodos diocesanos, organizando en unas normas legislativas diferentes iniciativas, dándoles mayor apoyo y asegurando su estabilidad.
Monseñor Pelczar murió la noche del 27 de marzo 1924. Quedó en la memoria de la gente como hombre de Dios que, a pesar de los tiempos difíciles que le tocó vivir, cumplió siempre su voluntad. Fue beatificado El 2 de junio del 1991 y canonizado el domingo 18 de mayo de 2003, por SS. Juan Pablo II.
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