Algunos laicos sienten que no han valorado lo suficiente a los sacerdotes y todo lo que hacen por las personas. Por eso uno de ellos, el escritor Claudio de Castro, ha escrito esta carta abierta:
Querido sacerdote:
Los laicos no solemos agradecerte como debemos, por tus sacrificios, tu presencia, tu sacerdocio y tu vida entregada a los demás.
Gracias por cada Eucaristía, por cada absolución, por cada consejo y palabras de aliento, por tus oraciones. Por mostrarnos a Jesús en el Sagrario. Por darnos ejemplo con tu vida.
Te pido perdón. Quiero rezar más por ti. Te debo demasiado. Me has dado siempre los mejores consejos. Me has ayudado a salir adelante. Y lo más importante, en cada Eucaristía nos traes a Jesús VIVO.
El Catecismo nos habla de ti:
«Es al mismo Cristo Jesús, Sacerdote, a cuya sagrada persona representa el ministro. Este, ciertamente, gracias a la consagración sacerdotal recibida se asimila al Sumo Sacerdote y goza de la facultad de actuar por el poder de Cristo mismo (a quien representa)».
VER TEXTO COMPLETO: