Para que el Señor trasmita a todos los más profundos sentimientos de amor, aquel amor cuya cumbre vivimos y conmemoramos en la Semana Santa con la Pasión, muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Que podamos aprender que solo muriendo al hombre viejo podremos alcanzar la salvación eterna. (Cf. Jn 12, 24-26).