Señor de la vida y el amor hoy te pedimos por la Iglesia que peregrina en Paraguay; nos unimos a sus laicos comprometidos, religiosos y religiosas, diáconos, presbíteros y obispos que anuncian con su vida y testimonio, la buena nueva del evangelio. Concédeles la fuerza de tu Santo Espíritu, la pedagogía y la perseverancia para no decaer en la noble misión encomendada por Jesús a sus apóstoles y en ellos a todos nosotros; para que después de nuestro encuentro personal con Jesús vayamos alegres a contarle a los demás lo que hemos visto y oído.