- “Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas…”. Pentecostés se presenta como el contrapunto de Babel. Pues si bien, en Babel todos estaban unidos construyendo un proyecto en el que Dios no estaba presente y la confusión de lenguas marco el fracaso de ese proyecto; en Jerusalén los apóstoles reunidos reciben el Espíritu Santo, empiezan a hablar diversas lenguas con el fin de dar a conocer el plan de salvación de Dios sobre todos los hombres e integrarlos en el (cfr. sal 33,10-12). Plan que ha seguido y seguirá su marcha a lo largo de la historia (Hch 2,1-11).
- “Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común”. Todos los bautizados y confirmados hemos recibido el Espíritu Santo, Él cual nos enriquece con gracias y carismas que tienen como finalidad la edificación de la Iglesia. Es importante que cada uno de nosotros sea capaz de descubrir sus carismas para ponerlos al servicio de la evangelización. También que nos vayamos haciendo cada vez más capaces del Espíritu Santo para ser en verdad miembros vivos de Cristo (1Co 12, 3b-7.12-13).
- Jesús resucitado infunde en sus apóstoles el Espíritu Santo, que en primer lugar los sana del miedo y los fortalece interiormente, para que salgan a dar testimonio de lo que el Padre ha obrado en Jesús y lo que a través de Él quiere obrar en toda la humanidad “la Salvación”. En segundo lugar, el Espíritu recibido los capacita para obrar con el poder de Jesús. Ahora, la primera obra que Jesús les encomienda es que perdonen los pecados, es decir, dispongan a los hombres mediante la purificación interior a recibir sus dones (Jn 20, 19-23).
- En cada Eucaristía el Espíritu Santo sigue obrando maravilla, repartiendo sus dones, santificándonos, nos une en un solo cuerpo a los que el pecado había disgregado; pero la maravilla más grande es que nos hace presente a Jesús de manera real en las especies del pan y del vino, para que sea nuestro alimento de vida eterna.
- CEC 696, 726, 731-732, 737-741, 830, 1076, 1287, 2623: Pentecostés; CEC 599, 597,674, 715: el testimonio apostólico de Pentecostés; CEC 1152, 1226, 1302, 1556: el misterio de Pentecostés continúa en la Iglesia; CEC 767, 775, 798, 796, 813, 1097, 1108-1109: la Iglesia, comunión en el Espíritu.