- La nueva vida que nos trajo el Resucitado debe traducirse en compromiso por vivir la comunión eclesial: dóciles a la enseñanza y guía de la Iglesia, abriéndonos más al Espíritu Santo que nos mantenga en la verdadera comunión, haciendo de la eucaristía el centro de nuestra vida de fe, perseverando y creciendo en la vida de oración, haciendo de la caridad el motor de todo cuanto hacemos (Hch 2,42-47).
- La Resurrección de Jesús, a los que hemos creído en él, nos ha abierto el horizonte de la existencia más allá de los límites temporales y terrenos. No para menospreciar nuestra tarea y realizaciones en este mundo, sino para inyectarles fuerza y valor sobrenatural. Ya no vivimos haciendo las cosas con motivaciones vacías o egoístas, ya todo lo hacemos por amor a Cristo, por tanto, todo lo hacemos para gloria de Dios y el mayor bien de los hermanos. Con la certeza de que así participaremos de la herencia de los regenerados (1P 1, 3-9).
- Jesús al presentarse resucitado a sus discípulos les enseña las manos y el costado. En primer lugar, para que se den cuenta que el mismo que murió, resucitó glorioso. En segundo lugar, para que sus llagas queden como memorial perenne de su amor misericordioso y este sea el objeto de nuestra eterna contemplación y adoración (Jn 20, 19-31).
- La Eucaristía de cada Domingo representa la gran Pascua semanal. Donde nos congregamos todos los cristianos al celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Define para nosotros el centro de nuestro itinerario semanal, como la semana Santa define el centro de nuestro itinerario anual. Si esta Pascua la vivimos los cristianos como debemos, seremos germen de vida nueva para el mundo.
- CEC 448, 641-646: la aparición del Resucitado CEC 1084-1089: la presencia santificante de Cristo resucitado en la Liturgia CEC 2177-2178, 1342: la Eucaristía dominical CEC 654-655, 1988: nuestro nacimiento a una vida nueva en la Resurrección de Cristo CEC 926-984, 1441-1442: “Creo en el perdón de los pecados” CEC 949-953, 1329, 1342, 2624, 2790: la comunión de los bienes espirituales.