- Las situaciones que se reflejan en el texto nos hablan de la gente más vulnerable y necesitada: emigrantes, viudas, huérfanos…, personas que, en muchos casos, no tienen con que satisfacer sus necesidades fundamentales. Dios nos invita a tomar dos actitudes frente a estas personas: primero, ponernos en su lugar, para realmente compadecernos; segundo, tomar el lugar de Dios, para socorrerlos lo mejor que podamos (Éx 22,20-26).
- El Apóstol Pablo nos propone la comunidad de los Tesalonicenses como modelo de la acogida de la Palabra de Dios y de la misión, es decir, como una comunidad viva. Una comunidad que se tomó muy en serio los dos llamados recibidos en el bautismo: ser santos y misioneros (1Ts 1,5c-10).
- Jesús nos dice que el principal de los mandamientos es amar a Dios. Pero nos recuerda como debe ser este amor. Con todo el corazón, sin caer en un simple sentimentalismo; con toda el alma, sin caer en un asfixiante moralismo; con toda la mente, sin caer en un estéril intelectualismo. Precisamente, el verdadero amor implica un crecimiento permanente en el conocimiento de Dios, la perfección en el obrar, y la pureza de intención (Mt 22, 34-40).
- La Eucaristía es el sacramento que nos permite vivir a plenitud el amor a Dios y a los hermanos. Allí Jesús nos une a Sí en el más estrecho vínculo de amor y nos une entre nosotros comunicándonos el don del Espíritu Santo.
- CEC 2052-2074: los Diez Mandamientos interpretados a través de un doble amor; CEC 2061-2063: la acción moral es la respuesta a la iniciativa del amor de Dios.