Del 4 al 29 de octubre de 2023, se está celebrando en el Vaticano la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’. Se trata de la 29ª reunión en la historia de este organismo, que creó Pablo VI en 1965 para ayudarle en el gobierno de la Iglesia.
Son 464 los participantes en esta Asamblea, llegados de todo el mundo a Roma para reflexionar sobre una serie de temas debatidos previamente en todo tipo de comunidades y recogidos en el Instrumentum laboris. El papa Francisco pretende discernir sobre los puntos necesarios para que todos los bautizados construyan una Iglesia más participativa, samaritana, evangélica y abierta. Ese “caminar juntos” es la sinodalidad.
En este artículo iremos siguiendo el día a día de la Asamblea sinodal a través de la narración de Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano, y Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo.
Día 6 (9 de octubre) · Por qué y cómo formarse para la comunión
El Instrumentum laboris del Sínodo de la Sinodalidad es el documento de trabajo que los participantes están siguiendo para reflexionar sobre los temas que preocupan al conjunto de los bautizados (según las conclusiones obtenidas en el proceso de los últimos dos años). Está dividido en dos apartados o secciones: la sección A se titula ‘Por una Iglesia sinodal. Una experiencia integral’ y se abordó la semana pasada [ver los días anteriores en este artículo].
La sección B es la que se ha empezado a ver hoy lunes; en concreto, la sección B1: ‘¿Cómo podemos ser más plenamente signo e instrumento de la unión con Dios y de la unidad del género humano?’.
Y empezó ya desde primera hora de la mañana en la Basílica de San Pedro, donde tuvo lugar la Misa, presidida por Su Beatitud Youssef Absi, Patriarca de Antioquía de los greco-melquitas, cabeza del Sínodo de la Iglesia católica greco-melquita.
El cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas y jefe del Sínodo de la Iglesia maronita, pronunció una homilía que enunció algunos de los desafíos actuales para la Iglesia, entre ellos, “la lucha contra un sistema económico que produce explotación, desigualdad y despilfarro”, “la curación de las heridas causadas por los abusos, ya sean sexuales, económicos, institucionales, de poder, de conciencia” o “la promoción de una adecuada atención pastoral a los divorciados vueltos a casar”.
La mies es mucha, dijo el cardenal Béchara Raï, y los obreros, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, “todos necesitan formarse en el modo de proceder sinodal”.
“¿Cómo podemos formarnos todos para una comunión que se desborde en misión?”, retomó Timothy Radcliffe OP en el Aula Sinodal. Para el dominico, “el Señor nos espera pacientemente junto a nuestros pozos, invitándonos a tener más sed”. Por eso la formación para “una comunión que irradia”, tema de este módulo, “consiste en aprender a tener sed y hambre cada vez más profundas”.
“Debemos formarnos para encuentros profundamente personales entre nosotros, en los que trascendamos las etiquetas fáciles. El amor es personal y el odio es abstracto”, añadió el religioso. “Muchas personas se sienten excluidas o marginadas en nuestra Iglesia porque les hemos puesto etiquetas abstractas”.
En la Congregación General de hoy, los padres y madres sinodales también escucharon cuatro testimonios, entre ellos el de la laica brasileña Sonia Gomes de Oliveira, presidenta del Consejo Nacional del Laicado Brasileño.
En su opinión, “el Sínodo ha caído sobre el mundo de los laicos como un océano a explorar y valorar, por lo que a partir de ahora no debe ser sólo un momento, sino una práctica de la Iglesia”, donde “todos los bautizados estén llamados a participar, no sólo como colaboradores, sino reconocidos y conscientes de la responsabilidad de la misión”.
La anécdota del día es la aparición de varios casos de COVID-19 en el Aula Sinodal. Fue el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, quien lo confirmó, aunque no dio cifras; en un primer momento llegó a hablarse de más de cien, pero el subsecretario Luis Marín de San Martín lo rebajó a 15 ausencias, “todas justificadas por diversas razones”.
En ningún caso está el papa Francisco entre los afectados, ha dicho Matteo Bruni, portavoz de la Santa Sede.
Día 5 (8 de octubre) · Primer balance: participación, diálogo a la cara y conversación espiritual
La XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de la Sinodalidad comenzó oficialmente el 4 de octubre, pero si contamos los tres días previos de retiro, podemos decir que hoy domingo se cumple su primera semana. Y en este punto, cabe hacer una pequeña retrospectiva.
En su primer balance, Luis Miguel Modino, enviado especial de RD al Sínodo, señala tres factores:
- La participación de toda la Iglesia. “Siendo un Sínodo de los Obispos, la presencia de no obispos es algo que enriquece el proceso, aunque algún miembro del Sínodo saltándose a la torera el pedido de silencio del Papa Francisco y además haciéndolo con luz y taquígrafos, se haya mostrado contra esa presencia de no obispos, especialmente de las mujeres, con derecho a voz y voto. Y hay que decir que las mujeres, sobre todo las religiosas están siendo protagonistas positivas en estos primeros días”.
- La disposición de los participantes en 35 mesas redondas. “Un modo de estar con los otros, mirándose a los ojos, que ayuda a que la escucha sea más atenta y el diálogo más franco, con la consiguiente mejora del proceso de discernimiento comunitario. Esa disposición también ayuda a la dinámica de esta primera sesión de la Asamblea Sinodal. Las tensiones, que en algunos círculos menores las hay, no perjudican el discurrir general de la asamblea y también se evita que unas pocas personas, amparadas en su puesto de autoridad eclesiástica, acaparen la voz de la asamblea, algo que sucedía en sínodos anteriores”.
- El discernimiento comunitario a la luz de la conversación espiritual. “Los participantes destacan los momentos de silencio, tanto en los círculos menores como las llamadas congregaciones generales, cuando los 35 grupos en que se divide la asamblea, que se irán renovando al final de cada uno de los módulos, comparten lo vivido. Un camino lento, pero que está ayudando a apropiarse de un modo de ser Iglesia al que muchos no están acostumbrados y que podemos decir todavía provoca recelos, especialmente a quienes defienden un modo ser Iglesia marcada por el clericalismo”.
Día 4 (7 de octubre) · “Este Sínodo no es como otros”
Por primera vez en esta XVI Asamblea General Ordinaria, dos participante se han presentado en rueda de prensa ante los informadores para dar cuenta de los trabajos sinodales. Ha sido el cardenal congoleño Fridolin Ambongo Besungo y Leticia Salazar, religiosa de la Compañía de María.
Para el cardenal africano, este es su cuarto Sínodo, y si bien reconoce que cada participante ha llegado con expectativas diferentes, “poco a poco hemos entrado en el proceso y me doy cuenta de que este Sínodo no es como los otros en los que participé”.
Admite que nadie sabe cómo va a terminar, pero que se está viviendo con alegría y confianza, en un clima positivo, y destaca que “somos hermanos y hermanas a la escucha de la voluntad de Dios para su Iglesia”, convencido de que dará muchos frutos a la Iglesia.
Por su parte, a Hna. Leticia Salazar, de origen mexicano afincada en Estados Unidos desde joven, valoró esta XVI Asamblea como una experiencia que “nos permite estar abiertos y aprender con todos”. “Es el Bautismo el que nos ha traído aquí”, y la oración “nos permite ver cosas que nunca habíamos visto antes, nos permite abrirnos a nuevas posibilidades”.
Además de estos testimonios, el director de la Comisión Informativa del Sínodo, Paolo Ruffini, ha confirmado que ya se ha completado el trabajo sobre la sección A del ‘Instrumentum laboris’.
Los temas tratados principalmente han sido la formación a todos los niveles de todos los bautizados, sobre todo en los seminarios; la vivencia de la comunión por parte de la jerarquía y cómo encontrar nuevas formas de participación en la comunión; la sinodalidad como una actitud espiritual que requiere pasar del concepto de poder al concepto de servicio; o cómo ser una Iglesia acogedora, que supera el clericalismo y potencia el papel de los laicos, que está con los pobres, sobre todo con los migrantes.
‘Mesas redondas que van generando caminos de esperanza en una Iglesia sinodal’, por Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo
Día 3 (6 de octubre) · Renovar la formación en los seminarios
Parece que tenemos ya un primer tema de consenso en la Asamblea sinodal: la formación en los seminarios. El asunto es una de las mayores preocupaciones de Francisco y ya estaba apuntado en el ‘Instrumentum laboris’.
En el documento de trabajo se pedían orientaciones para reformar los programas de formación, con el objetivo de conseguir una mayor sintonía con los procesos pastorales y de que los futuros sacerdotes “crezcan en un estilo de ejercicio de la autoridad propio de una Iglesia sinodal”.
Hoy viernes, en la primera Congregación General (puesta en común de las reflexiones compartidas en los círculos menores), se ha insistido en la necesidad de que los seminaristas participen en la vida comunitaria y que tengan experiencias con lo más pobres, para que, una vez ordenados, puedan animar la vida eclesial desde su experiencia de una Iglesia en salida.
Por otra parte, la Comisión de Información del Sínodo ha indicado que, de los 35 círculos menores en los que está dividida la Asamblea, 18 ya han compartido otros temas, como la importancia de la participación de la mujer en la Iglesia, el reconocimiento del papel de los jóvenes, la escucha, el silencio y la oración como momento de discernimiento.
Ruffini ha asegurado que las intervenciones se están desarrollando en un clima de fraternidad y un ambiente alegre, y que se considera de gran importancia los posteriores momentos de silencio.
Francisco, que ha participado en la Congregación General de hoy, ha hecho llegar a los 464 participantes una publicación con tres textos suyos (dos escritos como cardenal Bergoglio y uno como papa) como una nueva herramienta para la reflexión.
El libro se llama ‘Santos, no Mundanos. Dios nos salva de la corrupción interior’, y en él advierte que “la fe cristiana es una lucha, una batalla interior para vencer la tentación de encerrarnos en nosotros mismos y dejarnos habitar por el amor de un Padre que desea nuestra felicidad”, refiriéndose a la mundanidad espiritual, que define como “paganismo disfrazado de ropaje eclesiástico”.
Día 2 (5 de octubre) · Ni progresistas ni conservadores; caminar con Cristo dentro de su Iglesia
Una de las primeras imágenes de este Sínodo de la Sinodalidad que se nos ha quedado en la retina, por inédita, es la de los padres sinodales dispuestos en mesas redondas a lo largo y ancho del Aula Pablo VI. Más allá de las probables combinaciones de participantes, lo que se busca es el diálogo auténtico.
Así lo ha explicado el relator general de este Sínodo, cardenal Jean-Claude Hollerich: “No estamos sentados en orden jerárquico, sino alrededor de mesas redondas, para favorecer el verdadero compartir y el discernimiento. (…) para reflejar la experiencia del pueblo de Dios en el camino sinodal iniciado en 2021. Las mesas redondas nos recuerdan también que ninguno de nosotros es el protagonista del Sínodo. El Espíritu Santo es el protagonista”.
Insistió en una idea que sobrevuela todo el proceso sinodal y sobre la que parece que hay que seguir haciendo pedagogía: la unidad. “Los llamados progresistas no pueden mirar a Cristo sin ver junto a Él a los llamados conservadores, y viceversa. Sin embargo, lo importante no es el grupo al que parezcamos pertenecer, sino caminar con Cristo dentro de Su Iglesia”.
El cardenal Hollerich ha presentado hoy el documento base de los trabajos y abrió el primer módulo de debate ‘Por una Iglesia sinodal. Una experiencia integral’.
El relator admitió que el camino sinodal recorrido hasta ahora ha dejado huellas, “pensamientos, emociones, sentimientos, intuiciones, dudas, miedos, entusiasmos” y, ante eso, ha invitado a entrar en contacto con la “memoria colectiva del Pueblo de Dios” y no solo con la personal de cada uno.
El objetivo último es hacer fructífera la alternancia entre los Círculos Menores y la Congregación General, alimentando una visión de conjunto del Sínodo, “que evita la dispersión en los detalles”.
El cardenal Mario Grech, por su parte, ha recordado dos reglas de esta Asamblea sinodal: “La confidencialidad y la discreción”, es decir, está expresamente prohibido difundir las aportaciones propias o de terceros expresadas en los grupos lingüísticos o en las asambleas plenarias, así como realizar grabaciones de audio o vídeos.
Este deber de discreción, vigente hasta el final de la Asamblea, se mantiene en aras de garantizar que todos los participantes puedan expresarse libremente.
Así pues, la información oficial es la que parte de la Oficina de Comunicación de este Sínodo, liderada por Paolo Ruffini, y en su opinión “no importa lo que diga tal o cual participante, sino lo que la Iglesia decida en su espíritu de comunión”
Ruffini ha aclarado, para los despistados o los que necesiten ir gestionando sus expectativas, que “no se puede pedir a esta Asamblea que prefigure el final de la próxima Asamblea [la de 2024″, porque lo que está en marcha “es un proceso complejo”.
Sobre los trabajos que los padres sinodales realizaron hoy, 5 de octubre, explicó que, después de la primera Congregación General de ayer con la intervención del Papa, los 35 Círculos Menores se han reunido por primera vez, en sus respectivas “mesas”, para reflexionar sobre el apartado A del ‘Instrumentum laboris’.
Rueda de prensa completa y metodología de la Asamblea
Día 1 (4 de octubre) · Inauguración: una llamada a la unidad
A pesar de las muchas críticas que Francisco ha recibido durante dos años de proceso sinodal, el deseo del Papa para la Iglesia es la unidad.
Así lo ha vuelto a recordar en la mañana del miércoles 4 de octubre de 2023, en la Apertura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
En su homilía, dirigida a los 464 participantes de la Asamblea, formada por obispos, cardenales, religiosos, religiosas, laicos y laicas, Francisco aclaró lo que no es esta reunión: “No se trata de si el Sínodo abrirá esta puerta o daré tal o cual permiso”.
“No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas (…), no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión”.
Lo que sí pretende este Sínodo es “una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente”.
Por eso pidió a los participantes que rechacen el “espíritu de división y de conflicto” y que se mantengan lejos de “algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”.
Por la tarde, sentado frente a las cerca de 40 mesas en las que se distribuyeron los 464 padres sinodales (la cantidad de participantes ha obligado a que las reuniones no se celebren en el Aula Sinodal, sino en el Aula Pablo VI), Francisco abrió las deliberaciones insistiendo en que el protagonista central del evento será “el Espíritu Santo, y no nosotros”.
Dejó una de esas frases memorables de Francisco: “No somos un parlamento, no somos las naciones unidas: la Iglesia es otra cosa”.
“Esto no es un parlamento, es otra cosa, no es una reunión de amigos para resolver unas cosas o dar opiniones. No olvidemos que el protagonismo es el Espíritu Santo, no somos nosotros. Si le dejamos el lugar al Espíritu Santo, el Sínodo ira bien”.