- En este pasaje del Éxodo encontramos la situación que siempre está al acecho en la vida del creyente: la idolatría. La tentación de querer entender a Dios a nuestra manera y representar a nuestro modo. Él querer interpretar a nuestro amaño su alianza cayendo en la infidelidad(Éx 32,7-11.13-14).
- Las palabras de San Pablo son alentadoras. Él se propone como modelo de lo que Dios quiere obrar en los pecadores: su salvación. Aunque estaba lejos de la fe, la gracia sobreabundó en él con la fe y el amor. La condición para que se obre la salvación es que los hombres reconozcan su condición pecadora y el poder de Cristo para salvarlos (1Tm 1,12-17).
- La solicitud de Dios es por lo perdido no por lo asegurado. Y para Él son tan importantes noventa y nueve almas como una sola. Porque cada alma es una creación única de su poder y sabiduría con un precio invaluable. La alegría de Dios, como la de un Padre, es tener a sus hijos consigo (Lc 15,1-32).
- En cada eucaristía tenemos la oportunidad, en el acto penitencial, de presentarnos ante Nuestro Padre Dios como el hijo pródigo, reconociendo nuestro pecado contra Él y de recibir el abrazo amoroso y reconciliador de la alegría.
- CEC 2407-2414: el respeto de los bienes ajenos; CEC 2443-2449: el amor a los pobres; CEC 2635: orar en favor del otro, no por los propios intereses; CEC 65-67, 480, 667: Cristo, nuestro Mediador; CEC 2113, 2424, 2848: nadie puede servir a dos señores; CEC 1900, 2636: la intercesión por las autoridades.
