El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño traza el horizonte de los trabajos para los Jubileos del 2025 y del 2031 con representantes de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe.
Participó monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto de la Sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo del Dicasterio para la Evangelización, quien ofreció una explicación detallada de las actividades previstas para el Jubileo del 2025
Este 27 de septiembre, se llevó a cabo un encuentro con los representantes de las Conferencias episcopales de América Latina y el Caribe para trazar el horizonte de trabajo de ambos acontecimientos de la Iglesia universal.
El Jubileo del 2025 y el del 2031 están en el radar del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) y, por esta razón, este 27 de septiembre, se llevó a cabo un encuentro con los representantes de las Conferencias episcopales de América Latina y el Caribe para trazar el horizonte de trabajo de ambos acontecimientos de la Iglesia universal.
Todo el Pueblo de Dios con el Papa
También participó monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto de la Sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo del Dicasterio para la Evangelización, quien ofreció una explicación detallada de las actividades previstas para el Jubileo del 2025 – Año Santo – en el que han conformado comisiones por todo el mundo a fin de animar este evento que une a todo el Pueblo de Dios con el Papa.
Signos concretos de esperanza
Al respecto, el prelado destacó: “Todos estamos llamados a ofrecer signos concretos de esperanza desde cada uno de nuestros países”. Y recordó que el Santo Padre, en su carta con motivo de la preparación del Jubileo del 2025, mencionó que se debe dar a conocer el Concilio Vaticano II, sobre todo en los jóvenes. A la vez que añadió:
“Eso ha sido una constante para la vida de la Iglesia, por eso el Papa Francisco quiere que los temas contenidos en las cuatro constituciones del Concilio Vaticano II: Dei Verbum, Lumen gentium, Gaudium et spes y Sacrosanctum concilium, puedan ser redescubiertas”.
Itinerario del 2023
Monseñor Fisichella explicó que para celebrar el Jubileo del 2025 han creado pequeñas elaboraciones informativas sobre la revelación y la tradición. Han recibido apoyo de la Conferencia Episcopal mexicana para la traducción de estos materiales.
“Y no solamente se realizarán este año, sino que durante todo este tiempo se seguirán preparando insumos para dar a conocer el Concilio Vaticano II”, dijo.
Tarjetas del peregrino
Además, explicó que en lo que resta del 2023 seguirán “promoviendo por todo el mundo pequeñas comisiones para operativizar estos programas propuestos para el Año Santo”, mientras que están próximos a lanzar un aplicativo para emitir “tarjetas del peregrino”.
“Durante la segunda semana de octubre de este año, va a salir estaapp para que todos los peregrinos a Roma puedan inscribirse y obtener la tarjeta con la que podrán acceder a los servicios, descuentos y paquetes de viaje, de tal forma que podamos tener una acogida organizada y fraterna”, apuntó.
Escuela de oración en el 2024
El pro-prefecto de la Sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización del Vaticano informó que el 2024 será el Año de la Oración. “Hemos preparado varios subsidios que serán socializados con las Conferencias episcopales del mundo”, señaló.
Toda vez que “se promoverá una escuela de oración y mensualmente el Sumo Pontífice nos invitará con un signo muy concreto: hospital escuela, familia, parroquias, por ejemplo, para orar juntos. Signos concretos con los cuales se identifique cada Iglesia particular para encaminar sus plegarias”.
Asimismo, dejó claro que todas estas actividades “estarán articuladas con las jornadas mundiales propuestas por Santa Sede: comunicaciones, enfermos, migrantes, pobres”.
Por otra parte, recordó que han convocado a todas las diócesis, arquidiócesis y vicariatos del mundo “a celebrar el mismo evento en sus jurisdicciones como signo de unidad de toda la iglesia con el Santo Padre”.
Agradecimiento a las Iglesias locales
Agradeció a todas las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe presentes en esta reunión, su apoyo y disposición de cara al inicio de la relación con el Dicasterio para la evangelización y las actividades propuestas para el jubileo 2025.
Sobre el Jubileo guadalupano del 2031
Desde la visita del Papa Francisco en el 2016 a México y en atención a su petición de lanzar un itinerario espiritual y evangelizador “serio y cualificado”, los obispos han trabajado una ruta de trabajo de cara al 2031, el Jubileo guadalupano.
El padre David Jasso, secretario técnico del Episcopado mexicano, explicó que “en medio de tantas dificultades, el Papa pide a los obispos que realicen un proyecto y por dos años han hecho un trabajo de mirada de la realidad y acciones de pastoral misericordiosa, de tal manera que hace cinco años, en el 2018, sacaron el proyecto global pastoral con una visión amplia hacia el 2031- 2033”.
De hecho, los obispos mexicanos “ya tenían esta idea de celebrar el Jubileo guadalupano y el Papa los impulsó con ese deseo”, por ello, “al contemplar la realidad de nuestra nueva época, queremos renovar nuestro esfuerzo para hacer presente el Reino de Dios en esta situación concreta, tomando en nuestras manos el mandato de la Morenita del Tepeyac de construir esa casita donde los pobres y humildes sean los primeros en la Iglesia”.
La intención – detalló el padre Jasso – es que se reencuentren “con Dios a través de María, pero no sólo de la guadalupana, sino con todas las advocaciones del mundo”, de tal manera que puedan hacer una peregrinación desde sus propios santuarios, “entendiendo así la conexión que hay en nuestro continente y a nivel mundial”.
“Casitas sagradas”
“La pregunta es si hemos entendido este mensaje de Guadalupe, si ha sido posible que seamos una casita sagrada en México y podemos extender la pregunta hacia el continente, si nuestros países son casitas sagradas, si nuestras comunidades, nuestras diócesis son casitas sagradas en el amplio espectro de recibir a todos y aceptar a todos”, finalizó.
Al terminar las intervenciones del Vaticano y de México se realizó un trabajo en grupos, divididos por regiones, de cara a escuchar a cada representante de cada Episcopado con miras a desarrollar acciones conjuntas y en sintonía con las realidades locales.